Jazz y Diseño: la cara B

Acostumbrados al reconocimiento mayoritario de la crítica y de unos adocenados medios de comunicación con una considerable ascendencia entre los consumidores del género, las enseñas Blue Note, Verve, Prestige, Columbia, y el mismísimo ECM, entre otras renombradas comerciales referencias empresariales, han acabado por conformar un aceptado, y por momentos previsible, canónico muestrario del diseño jazzístico discográfico. La realidad es que las ansias del mercado, y la vitola de autenticidad de los ritmos afroamericanos, han promovido un cuasi infinito número de iniciativas, más o menos espurias, y más o menos brillantes, de recreaciones estilísticas con las que dar a conocer otro buen número de grabaciones de, aunque no siempre en verdad, no menos dudosa calidad sonora. Discos con lo que no nos engañemos, hasta el tsunami de la piratería y las descargas, fueron la puerta de entrada para los neófitos -quien esté libre de pecado que tire la primera piedra- imposibilitados social, geográfica y económicamente de acceder al altar de los “incunables”.

La exposición “Jazz y diseño: la cara B”, es una apasionante, y por qué no decirlo, también a priori inconcebible -según el canon del políticamente correcto “buen gusto”- muestra de algunos de esos maravillosos ejemplos, patrios y allende las fronteras, con los que el sufrido y castigado consumidor, nos fuimos familiarizando, a un precio no desorbitado, con estilos e intérpretes de este imperecedero orbe musical bautizado jazz. La patina del tiempo ha acabado por convertir a muchos de ellos en interesantes “objetos” artísticos, otros han quedado resguardados en el catálogo de lo friki, los hay que han caído en el olvido historiográfico y un pequeño número se han consolidado como valiosos ejemplos del diseño y el jazz extramuros de la “Champions League” de ilustradores/as, dibujantes, fotógrafos/as… Así pues, ¡sería una auténtica pena que se lo perdiesen!.   

Javier Antuña Suárez, Empedernido coleccionista de música, jazz incluido…!!!